miércoles, 21 de mayo de 2008
Fuera de carta. 15 de abril de 2008.
La película que hemos visto esta semana es una de un restaurante que quiere conseguir una estrella michelín. Ponen comida de esa pija que vale mucho dinero.
El chef es el actor Javier Cámara, que hace de homosexual salido del armario que se enrolla con exfutbolista argentino que también se quiere ligar Lola Dueñas, que en la vida real es una actriz como la copa de un pino. Deseo que en el trato personal no sea una gilipollas de campeonato. Javier Cámara no sé si será gilipollas también, pero es de la Rioja. Todo puede ser.
Sale también Fernando Tejero, que hace el mismo personaje que hace siempre. Los niños no me gustan como actúan.
La película se catalogaría como de risas. A veces me reí, aunque no me descojoné vivo en ninguna ocasión ni se me corrieron las lágrimas. A veces se pasan a decir palabrostias.
Se la recomiendo a todos aquellos que tengan ganas de verla.
Esta semana he hecho un poema en estilo clásico basado en mis experiencias con el mundo de la cocina. Hasta la próxima entrada, que Dios sólo sabe cuando será.
POEMA DE COCINA
Cocinero es tener muy buena colocación.
Si quieres te limpian rape
o si no te hacen salmón.
Yo en cocina sí que he estado,
pero no de cocinero:
Estaba lavando platos
con cariño y con esmero.
Y así estuve de seguido
trabajando dos veranos.
Sofocados me gritaban:
¡Pásame más platos llanos!
Una pinche a mi me dijo:
¡Eres el mejor, el primero!
pues le picaba muy fino
el tomillo y el romero.
Claro, que de tanto picamiento
salía como borracho.
Después al lavar la loza
se me cae y se hace cachos.
La tenía tan contenta
que me hizo chili con carne
y casi me dijo llorando:
¡De ti no voy a olvidarme!
Me llevó a dar un paseo
sobre quad de cuatro ruedas.
En un bosque de abedul
aceleró tanto la chica
que salí color azul.
A otra camarera
la hice gracia de verdad.
Me llevó a pasear en moto
a toda velocidad.
Me apoyé en tubo de escape
y estuve así sentado un rato
y algo antes de bajar
deshechos tenía los zapatos.
Cuando salté de la moto
los pies me dolían un huevo
pero la chica fue muy maja:
me compró zapatos nuevos.
De estos tiempos tan dichosos
me recuerdo con frecuencia
pues con uno yo me cruzo
que la cocina es su ciencia.
Me lo encuentro en la piscina,
se castiga con vehemencia.
Y me dice:
bucea en lo más hondo
así después en la cama
buceas por tener fondo.
Y aunque no soy cocinero
también guiso con amor.
Mañana haré macarrones
los pondré con coliflor.
Ya está.
Ya he acabado
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