sábado, 7 de junio de 2008
23 de mayo de 2008. Indiana Jones
¡Qué maravilloso es ver un estreno mundial de una película preciosa en un cine lleno de gente!
¡Qué bonito es comer las palomitas de colores y las patatas paja y las chocolatinas!
Así de espectular fue ver la película de Indiana Jones y el reino de la cagalera de cristal.
Esta llena de emociones, de buenos y de malos que son buenos aunque pongan cara de malos. De incas mayas y de mayas incas; de misterios arqueológicos y de verdades reveladas.
Me gustó mucho y me lo pasé muy bien, especialmente cuando Indiana se mete en un frigorífico.
A la salida nos encontramos con una chica a la que también le gustó mucho la película y que en su tierna infancia las veía y se enamoraba de Harrison Ford.
He sido testigo de comentarios que dicen que el final no fue de su agrado, pero a mi me pareció sublime, aunque un poco a la me cago en tal.
Se la recomiendo a todo el mundo que le guste Indiana Jones y las películas de aventuras.
Esta semana he hecho un poema autobiográfico de un arqueólogo auténtico español de pata negra.
LA HISTORIA DE CARLITOS
El genuino y auténtico arqueólogo y paleontólogo español
Carlitos nació en un pueblo
cuyo nombre es Atapuerca
y de niño le gustaba
meterse a husmear en cuevas.
Un día estaba jugando
se encontró una tibia entera.
De emoción se le pusieron
todas las cosas erectas
y del gusto se mojó
pantalón y camiseta.
Carlitos ya decidió
que no cuidaría cerdas
"Yo, Carlitos, aunque vea mal
seré arqueólogo profesional.
Y me cojo la hoz y el martillo
y me pongo a excarvar en el suelo amarillo.
¡Coño!, un anillo.
Vaya que es de latón y del malillo"
No fue espectacular su primer descubrimiento.
En el segundó encontró carbonizado un pimiento
que aunque era de los mayas
era una cosa palla.
"Encontré el tesoro del rey Chindasvento
pero lo perdí y ahora no lo encuentro.
Como tengo mala suerte
los tesoros no es mi fuerte"
Pero Carlitos, así nunca te harás rico
"Pues ya me di yo cuenta
Iba a ser pobre como la cenicienta.
Ahora a por tesoros voy a los museos.
Voy por la noche y aparco fuera el coche.
Doy un porrazo sin maldad
al vigilante de seguridad,
y así recojo sin ningún altercado
como si estuviese en el supermercado.
¡Qué bien! Ya me he hecho rico
encontrando tesoros
Y encuentro los tesoros asín:
1. El brinkindans (rompo los cristales)
2. El crusaíto (me lo meto en el bolsito)
3. El Maiquel Jason (marcho sigilosamente)
4. El robocó (lloro de emoción)
Perrea, perrea
Viva Indiana Yons y la madre que la parió
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