sábado, 22 de marzo de 2008

Septiembre 2006. Una carta para mi rey


Esa semana vimos esta película española que trata de amor, cuernos, corrupciones, violaciones (intentos), noches oscuras y espeleología, haciendo de esta cinta ,una cinta de emociones.
Emociones, pero tampoco para emocionarse demasiado. A mí me emocionó más El resplandor o la semilla del diablo.

Es el primer largometraje de Jorge Sánchez-Cabezudo, que es director, guionista, y a parte de dedicarse a sus labores y quehaceres a veces recibe subvenciones del ministerio de cultura para hacer sus cortos y largos y otras movidas.
En ocasiones recibe también premios.

Es una película para pasar el rato, aunque para pasar el rato recomendaría antes el crepúsculo de los dioses y arsénico por compasión entre muchas otras.



Esa semana escribí una carta al rey don Juan Carlos, con motivo de su visita a mi ciudad a no sé que hostias.
Esta carta hay que entenderla en su contexto, unos tiempos en los que don Jaime de Marichalar no había cesado temporalmente de convivir con la infanta de naranja y se acababa de conocer que Leticia con zeta se había quedado preñada por segunda vez.
En el ámbito local, estaban a punto de saberse si el sr Aparicio se iba a presentar para ser alcalde o no.

A pesar de ser una carta muy bonita, emotiva y llena de amor y respeto, don Juan Carlos no me ha contestado.
Sigo esperando una respuesta que no llega.


CARTA A MI REY DON JUAN CARLOS

Buenas tardes, Majestad, en este bonito día.
Le escribo con mucho amor, pues le rindo pleitesía.
No pretendo que me ofrezca oro, plata, ricas prebendas,
sólo felicitarle por esa familia tan estupenda,
por todos sus descendientes, especialmente los hijos,
no todos muy agraciados. Y aún con esas
entre cantos y alegrías los tuviste bien casados.
¿Qué tal está su yerno, esposo de la infanta Elena?,
pues me dijo la Ramona
que le vio con mucha pena
comprando en el mercadona.
Y me acaban de decir que se halla en cinta su nuera
y la infanta Leonor quizás no sea heredera.
Le felicito de veras con todo mi corazón.
Tendré una foto del niñ@ colgada en mi habitación.

Aprovecho la misiva para pedir un deseo.
No será deseo grande, pedir mucho está muy feo.
Sólo pido que Aparicio no se presente a elecciones,
pues a algunos burgaleses nos tocó estar ya bajo su responsabilidad.
Ya me despediré.
Espero que en mi ciudad haya tenido buen día.
Cuando vuelva a Madrid disfrute de un buen reposo,
y no le pase a usted Juan Carlos como a Felipe el Hermoso.

Atentamente,
Anónimo.

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